Mi nombre es Jhon Ardila y creo en los cuentos…
Me encanta escuchar y contar cuentos. Pienso que los cuentos son un increíble vehículo para divertirse, para enseñar, para trasmitir experiencia, para comunicarse, para asustar, para persuadir, para animar a leer, para convencer, para reivindicar, para protestar, para curar, para hacer justicia, para hacer memoria, para tejer sus lazos comunitarios, para sentirse libres y para mil usos más. En los actuales tiempos los cuentos y su narración oral son una práctica vigente, útil y necesaria para personas de todas las edades y para contribuir a un mundo mejor y más justo.
Creo en los cuentos como una forma de conocimiento y comunicación. Por eso procuro investigar, descubrir y contar historias de todas partes del mundo, de todas las culturas, de distintas formas y de diferentes mensajes. Por eso cuento cuentos en donde todos los asistentes a la sesión participan respondiendo preguntas, adivinanzas o enigmas, aprendiendo y cantando canciones, rimas, rondas y estribillos, ayudando a los personajes, héroes y heroínas a buscar lo que encuentran o salvarse del peligro, conociendo y disfrutando (con la imaginación) de los manjares gastronómicos, los paisajes increíbles, las formas de hablar y las tradiciones y costumbres de hombres y mujeres de hoy, de ayer y de siempre.
Creo en el inmenso poder de la imaginación de cada participante de una sesión de cuentos, estimulado por la historia, la voz y el gesto de cada cuento.
Creo en las formas, técnicas y tradiciones para contar cuentos que se utilizan en el mundo y por eso intento compartirlas en mis sesiones utilizando la palabra y el gesto, las imágenes e ilustraciones, los objetos, los cordeles, los estandartes, los libros, los títeres y todas aquellas que voy descubriendo.
Creo en el respeto por quien escucha, en la inclusión del lenguaje, en la responsabilidad, dignificación, profesionalidad y función socio-pedagógica de mi oficio.